VENDETTA en la plaza

Vicente Sol Pastor

Morante, sin puerta grande

Señor don Rafael Mudarra: si los aficionados taurinos conocieran ciertas circunstancias que se dieron en los corrales entre usted y el apoderado del torero Morante, sabrían los motivos para «quitarle» la puerta grande a Morante de la Puebla en la corrida del día 21. Usted tuvo que -como habitualmente se dice- «bajarse los pantalones» ante el torero y apoderado, porque según noticias amenazaron con irse y no torear. Si esto fuera verdad, usted debía de haber actuado en consecuencia defendiendo a los aficionados. Pero no, usted «tragó» quizás con la intención de conseguir su «vendetta» y lo consiguió. Porque aparte de lo feo de la mañana por parte de estos señores, por la tarde el torero destapó su frasco de artista de muleta adelantada, cintura rota y mucha hondura. En su primero le negó usted la oreja que se le solicitó por los que «pagan», sin embargo, se la concedió a César, que toreó «descalzo» y mató con un bajonazo muy feo. El público solicitó la oreja en igual suma o menos que a Morante, y usted se la concedió (mal hecho, o todos igual medida o no). Pero vino el segundo de Morante y aquí sí que se «vengó» de lo de la mañana. El torero se entregó desde el principio con la afición de Alicante -le aseguro y son muchos años los que estoy viniendo a mi plaza-, que jamás vi a Morante en una faena tan completa desde el principio al fin, y a usted le echaron las «gafas» para que vaya al oculista, porque fue el único (bueno, algún que otro torista, que no vio la obra de Morante de la Puebla). Señor presidente: dimita y no vuelva a subir al palco de la presidencia, y para que «vea» vaya esta muestra de la gran periodista Rosario Pérez: «Bienaventurados los ojos que vieron al de La Puebla, porque sus retinas conservarán el reino de la torería».