Pañuelos que utiliza el presidente para dirigir la corrida:
BLANCO: Comienzo, cambio de tercio, avisos y salida de toros.
AZUL: Concesión de la vuelta al ruedo del toro
NARANJA Concesión del indulto a la res
VERDE: Devolver el toro a los corrales
EL PASEILLO
El paseíllo es el preámbulo al inicio del festejo. Es un ritual que se hace siempre y sin excepción. La colocación es algo muy importante, en el paseíllo cada uno tiene una posición que no se puede incumplir es todo muy protocolario.
Una vez que el presidente del festejo da la orden de inicio, mostrando un pañuelo blanco, suenan los clarines y los alguacilillos cruzan el ruedo y lo saludan, es cuando comienza "El Paseíllo".
El paseíllo lo encabezan los alguacilillos (hombres a caballo que se encargan de despejar la plaza). La posición de las cuadrillas está reglamentada:
. Al frente del mismo, la primera fila la ocupan los tres matadores(el mas antiguo a la izquierda; el mas moderno en el centro). Me refiero al mas antiguo de alternativa y no de edad. Desfilan descubiertos aquellos toreros que son nuevos en la plaza, los que van a tomar la alternativa y los que la confirman en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. En el caso de que hubiera hecho el paseillo de novillero y volviera al mismo ruedo una vez tomada la alternativa. (Respecto a los matadores, ésto no ha sido así siempre, pues hasta la mitad del siglo XX todos los toreros llevaban siempre puesta la montera en el paseíllo).
También van desmonterados en señal de duelo, bien porque es ese día se cumpla el aniversario de una fecha luctuosa o bien porque el fallecimiento haya sido reciente. En este caso, en España, una vez que la cabeza del desfile (que habrá discurrido sin música) llega debajo de la presidencia, se guarda un minuto de silencio. En México, en cambio, ese respetuoso minuto de silencio se convierte en un emotivo minuto de silencio.
. Detrás de los toreros van sus banderilleros. La primera fila la ocupa los subalternos del matador mas antiguo, y así sucesivamente.
. En las siguientes filas van los picadores, por el mismo orden descrito anteriormente.
. En las siguientes filas van los monosabios. Los monosabios acompañan en todo momento al picador mientras está picando el toro.
. Tras ellos hacen el paseo los mulilleros con su tiro de mulillas(son los encargados de recoger al toro del ruedo una vez muerto) y los areneros, encargados de mantener el ruedo en perfectas condiciones para la lidia.
Llegados a la presidencia, saludan todos. A continuación cada uno ocupa su lugar y dá comienzo el espectáculo.
LAS REGLAS DE LA TAUROMAQUIA
Cada toro tiene su lidia
En la plaza a cada toro hay que hacerle las cosas según su condición y ahí radica la maestría del torero. No hay dos toros iguales.
Máxima ventaja para el toro, máxima seguridad para el torero
El torero no debe de asumir riesgos innecesarios en la lidia y a la misma vez debe de darle ventajas al toro para lucirlo y lucirse. Hay que tener en cuenta el equilibrio entre la máxima ventaja y máxima seguridad("hasta el rabo todo es toro").
Parar, templar y mandar
La sagrada regla del torero bueno, radica en esta norma. En esta regla está encerrada toda la sabiduría del torero. Parar, es pensar y analizar. Templar, es acondicionar la situación al propio ritmo. Mandar, es dirigir la decisión correcta, teniendo la situación donde la quieras tener.
Citar en la rectitud del toro
Cuando el torero comienza la suerte debe de hacerlo en la rectitud del toro, nunca fuera del recorrido natural del toro. En la lidia el valor y la inteligencia bien simbiotizados son claves del éxito. Siempre de frente y no de soslayo.
Hacer el embroque antes de que el toro llegue a la altura del cuerpo
Aquí hay una cuestión que no es de valor, sino que es un tema de estética y de ética a la misma vez. Digamos que se trata de elegancia y de vergüenza torera. Plantear la cara al enemigo, plantear el problema y solucionarlo, sin que se note que te afecta, serás elegantemente estético y éticamente elegante.
Torear de arriba abajo y de fuera hacia dentro
Si se quiere torear de verdad para someter al toro y transmitir la emoción que crea el momento mágico del arte hay que cumplir esta regla. Esto es, no engañarse ni engañar, sino actuar de verdad ante las situaciones, llevándolas a donde las tengas mas cerca, donde las puedas sentir mejor, hacia uno mismo, no sacándolas fuera. Hay que rematar en la cadera, no despedir el toro hacia fuera. Hay que ceñirse a las situaciones, no buscar sacarse la situación de encima eludiendo el compromiso.
Cargar la suerte haciendo que el toro en su recorrido dibuje el signo de la interrogación
Ligar los pases ganándole terreno al toro
Esto es el "sumum" de una buena faena, que es la que da armonía en la lidia. Es aprovechar el saber y el conocimiento adquiridos, hilando unas soluciones con otras, para influir en las circunstancias favorablemente, claro está que ganándole terreno.
Lidiar para matar
En la plaza, toda lidia debe ir orientada a la realización de la suerte de espadas que se debe de efectuar con el toro entregado, ni crudo ni totalmente agotado, para que su ejecución pueda ser impecable, marcando los tiempos. En todo lo que se haga debe producirse de forma que los pasos intermedios estén encaminados a finalizar con bien la propuesta. Tan malo es dar por finalizada una situación antes de tiempo, dejándola cruda, como, de tanto darle vueltas, tenerla "pasada de faena". Cuando empezamos un proyecto, se debe tener claro el final que se pretende y acabar "la faena" con un momento de la verdad.
La suerte suprema es la de espadas
La hora de la verdad. A la hora de matar hay que "hacer la cruz en la cruz hasta la cruz". Hay que cruzar los brazos, el derecho del estoque por encima del izquierdo de la muleta, clavar la espada en la cruz, en lo más alto del toro, y hundirla hasta la cruz de la empuñadura. Hay que entrar a matar o a morir, y "estocada por cornada, ni el toro ni tú os debéis nada".
ESPECTACULOS TAURINOS
Clases de espectáculos taurinos
Los espectáculos y festejos taurinos se clasifican en:
- Corridas de toros: en las que por profesionales se lidian toros de edad entre 4 y 6 años.
- Novilladas con picadores: en las que por profesionales se lidian novillos de edad entre 3 y 4 años.
- Novilladas sin picadores: en las que por profesionales se lidian reses de edad entre 2 y 3 años sin la suerte de varas.
- Rejoneo: en las que por profesionales la lidian de toros o novillos se efectúa a caballo.
- Becerradas: en las que por profesionales o simples aficionados se lidian machos de edad inferior a 2 años, bajo la responsabilidad en todo caso de un profesional (matador o novillero con picadores) o en la condición de banderillero de la categoría primera, que actuará como Director de lidia.
- Festivales: en los que se lidian reses despuntadas, utilizando los intervinientes traje campero.
- Toreo cómico: en el que se lidian reses de modo bufo o cómico.
- Espectáculos o festejos populares: en los que se juegan o corren reses según los usos tradicionales de la localidad.
Derechos de los espectadores
- Los espectadores tienen derecho a recibir el espectáculo en su integridad y en los términos que resulten del cartel anunciador del mismo.
- Los espectadores tienen derecho a ocupar la localidad que les corresponda. A tal fin, por los empleados de la plaza se facilitará el acomodo correcto.
- Los espectadores tienen derecho a la devolución del importe del billete en los casos de suspensión o aplazamiento del espectáculo o de modificación del cartel anunciado. A estos efectos, se entenderá modificado el cartel cuando se produzca la sustitución de alguno o algunos de los espadas anunciados o se sustituya la ganadería o la mitad de las reses anunciadas por las de otra y otras distintas.
- La devolución del importe del billete se iniciará desde el momento de anunciarse la suspensión, aplazamiento o modificación y finalizará cuatro días después del fijado para la celebración del espectáculo o quince minutos antes del inicio del mismo en el caso de modificación. Los plazos indicados se prorrogarán automáticamente si finalizados los mismos hubiese, sin interrupción, espectadores en espera de devolución.
- Si el espectáculo se suspendiese, una vez haya salido la primera res al ruedo, pro causas no imputables a la empresa, el espectador no tendrá derecho a devolución alguna.
- El espectador tiene derecho a que el espectáculo comience a la hora anunciada. Si se demorase el inicio se anunciará a los asistentes la causa del retraso. Si la demora fuese superior a una hora, se suspenderá el espectáculo y el espectador tendrá derecho a la devolución del importe del billete.
- Para cualquier comunicación o aviso urgente y de verdadera necesidad que la empresa pretenda dar en relación con el público en general o un espectador en particular, deberá contar previamente con la autorización del Presidente, procurando que no sea durante la lidia.
- Los espectadores, mediante su exteriorización tradicional, podrán instar la concesión de trofeos a que se hubieran hecho acreedores los espadas al finalizar su actuación.
- Los espectadores tienen derecho a presenciar los actos de reconocimiento previstos en el Reglamento, a través de representantes, en número máximo de dos, designados por las asociaciones de aficionados y abonados legalmente constituidas, que tengan el carácter de mas representativas. A tal fin, deberán solicitarlo con antelación suficiente a la autoridad competente.
Obligaciones de los espectadores
- Todos los espectadores permanecerán sentados durante la lidia en sus correspondientes localidades; en los pasillos y escaleras únicamente podrán permanecer los agentes de la autoridad o los empleados de la empresa. Los vendedores no podrán circular durante la lidia.
- Los espectadores no podrán acceder a sus localidades ni abandonarlas durante la lidia de cada res.
- Queda terminantemente prohibido el lanzamiento de almohadillas o cualquier clase de objetos. Los espectadores que incumplan esta prohibición durante la lidia serán expulsados de las plazas sin perjuicio de la sanción a que hubiere lugar.
- Los espectadores que perturben gravemente el desarrollo del espectáculo o causen molestias u ofensas a otros espectadores serán advertidos de su expulsión de la plaza, que se llevará a cabo si persisten en su actitud, o se procederá a la misma si los hechos fuesen graves, sin perjuicio de la sanción a que en su caso fuesen acreedores.
- El espectador que durante la permanencia de una res en el ruedo se lance al mismo, será retirado de él por las cuadrillas y puesto a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
La Presidencia de los espectáculos
- El Presidente es la autoridad que dirige el espectáculo y garantiza el normal desarrollo del mismo, exigiendo el cumplimiento exacto de las disposiciones en la materia.
- La Presidencia corresponderá en las capitales de provincia al Subdelegado del Gobierno, quien podrá delegar en un funcionario de las Escalas Superior o Ejecutiva del Cuerpo Nacional de Policía, y en las restantes poblaciones al Alcalde, quien podrá delegar en un Concejal. Cuando las circunstancias lo aconsejen, las autoridades podrán nombrar como Presidente a personas de reconocida competencia e idóneas para la función a desempeñar.
- El Presidente, deberá garantizar el normal desarrollo del espectáculo; para ello estará asesorado por personas idóneas y será auxiliado por el Delegado gubernativo(que será un miembro del Cuerpo Nacional de Policía, y en plazas donde no exista Comisaría de Policía por un miembro de la Guardia Civil o incluso de la Policía Local), que contará con la oportuna dotación de la Fuerza de Seguridad, con el fin de evitar la alteración del orden público y proteger la integridad física de cuantos intervienen en la fiesta o asisten a ella.
- Las decisiones de la Presidencia de la corrida serán inmediatamente ejecutivas y no requerirán otro trámite que la comunicación verbal, o, en su caso, por escrito al interesado.
- El Presidente estará asistido por un Veterinario (el de mayor antigüedad entre los que hayan intervenido en el reconocimiento de las reses) y un Asesor Técnico en materia artístico-taurina (que será designado por el Subdelegado del Gobierno o en su caso por el Alcalde entre los profesionales taurinos retirados o, en su defecto, entre aficionados de notoria y reconocida competencia). Estos Asesores percibirán el 10 % de los honorarios establecidos para los veterinarios.
Al Presidente corresponde
- Ordenar el comienzo y terminación de la lidia, así como los cambios de tercio.
- Conceder los correspondientes trofeos.
- Dar los oportunos avisos a los toreros.
- Suspender el espectáculo antes o durante la lidia en los supuestos excepcionales que se determinen.
- Adoptar cuantas medidas sean necesarias para el debido y pacífico desarrollo del espectáculo, incluida la prohibición de seguir actuando en una corrida y la expulsión de espectadores de la plaza.
- Ordenar la devolución a los corrales de las reses cuando consideren que no se adaptan a lo reglamentado.
- Conceder el indulto en la plaza a los toros.
- Proponer motivadamente las sanciones que corresponda.
- Levantar acta con las incidencias de la corrida, de la que se dará cuenta a la autoridad gubernativa competente.
LA MÚSICA EN LA FIESTA
La primera vez que sonó la música en la fiesta de los toros y más concretamente en una faena de muleta fue en la plaza antigua de Barcelona el día 13 de mayo de 1877. Lagartijo hizo tal faena a un toro de Ripamilán, que el público pidió música y el maestro Sampere atacó un pasodoble.
El burladero
En los inicios del toreo a pie el burladero no
existía, se entendía que todos los toreros tenían que estar capacitados pera
saltar las tablas cuando fuese preciso.
En 1910 reaparece
Antonio Fuentes, menguado de facultades, y pide que se pongan burladeros. Cuando aparece Belmonte en la fiesta, los burladeros se quedarán definitivamente.
ESPADA DE CRUCETA O DESCABELLO
Fue en agosto de 1934 cuando, en La Coruña, el estoque con el que
descabellaba Belmonte voló hacia los tendidos en un brusco movimiento de cuello
del toro y se clavó en el pecho de un espectador causándole la muerte. Tres
días después de este accidente, Ignacio Sánchez Mejías practicó al suerte de
descabellar usando un estoque sujeto a su muñeca con una correa de cuero, de
forma similar a como se hace con los tacos de polo. Un día más tarde, el once
de agosto a las “cinco en punto de la tarde” moría Ignacio en las astas de
Granadino. No se había terminado el trágico mes cuando, en Madrid, se abrió un
concurso con la finalidad
de encontrar un modelo de espada que se usara exclusivamente para el descabello
y que evitara los riesgos del estoque. La Dirección General de Seguridad solo
aprobó ocho de los cuarenta y seis diferentes modelos enviados, de los que,
luego de usarlos experimentalmente en el Matadero Municipal de Madrid, salió el
que se usa en la actualidad.
TRAJE DE TORERO
Según parece los primeros toreros sujetaban el pelo largo con un pañuelo o lazo de seda negra, con la finalidad de que este recogido (o coleta) les sirviera de protección en la zona de la nuca ante posibles caídas y golpes que pudieran sufrir durante el desarrollo de la lidia. Otra teoría simplemente argumenta que ese recogido tenía la finalidad de que el pelo largo no les molestara durante la corrida. No obstante la primera de ellas, la del uso de la coleta como protección, es la que más fuerza tiene.
No obstante, en 1805, la coleta de pelo natural fue sustituida por el postizo que ha llegado hasta nuestros días, pasando a ser un mero símbolo de la actividad profesional, quitándose la coleta cuando decide retirarse definitivamente de los ruedos. De ahí la frase "cortarse la coleta" que es utilizada en todos los ámbitos cuando alguien deja una actividad.
Algunas de las primeras imágenes de toreros con coleta aparecen en el siglo XVIII, como muestran las litografías del famoso matador de toros Jozquín Rodríguez Costillares (1729-1800). El primer torero en prescindir de la coleta natural fue Juan Belmonte.
Algunas de las primeras imágenes de toreros con coleta aparecen en el siglo XVIII, como muestran las litografías del famoso matador de toros Jozquín Rodríguez Costillares (1729-1800). El primer torero en prescindir de la coleta natural fue Juan Belmonte.
ORIGEN DE LOS CARTELES TAURINOS
El primer cartel de toros del que se tiene noticia es para anunciar un festejo en Madrid los días 19 y 30 de septiembre de 1737 en la plaza del Soto de Luzón. Estos primeros carteles de imprenta, estéticamente muy rudimentarios, se limitaban a anunciar con variada tipografía de la fecha y lugar de las corridas, los participantes y los dueños de los toros. Poco a poco los carteles fueron reemplazando al tradicional pregón callejero, con el que se anunciaba por las calles desde tiempos antiguos la celebración de la corrida y se informaba a los espectadores de las normas en la misma plaza, una vez despejada. Al igual que el pregón, el cartel de imprenta fue incluyendo no solo a los participantes y las características del festejo sino que daban cuenta de forma cada vez más prolija de preceptos y advertencias –como la prohibición de arrojar al ruedo cáscaras de naranja, piedras, palos o animales muertos–, por lo que constituyeron también el primer rudimento de reglamento taurino. Durante el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX dominaba el gusto neoclásico y el estilo imperio, a menudo con orlas y tipografías variadas cada vez más elaboradas.
Aunque las mayores innovaciones tipográficas y artísticas se fueron produciendo en los carteles de la plaza de la Maestranza de Sevilla, y en algunas otras, los historiadores consideran que son solo los carteles de las plazas de Madrid los que permiten observar una evolución coherente en el estilo. Hasta 1840, los carteles se encabezaban con un formulismo en el que la autoridad –en Madrid el rey o la reina– disponen la celebración de la corrida. En una corrida celebrada en Madrid de 1840 se suprime definitivamente la tradicional mención real y se celebra en honor del «glorioso pronunciamiento de esta capital en favor de la Constitución de 1837 y las Libertades patrias», ilustrando el triunfo de las ideas liberales. La desaparición del encabezamiento real dio más libertad creativa al diseño y se abrió a las primeras viñetas y dibujos, ya ensayados en plazas de fuera de Madrid donde podían experimentar con nuevos diseños, y que influyeron de forma decisiva en el futuro diseño artístico de los carteles. Se aprecia ya en los carteles la influencia romántica de la época, con su gusto por lo medieval, en la imitación de letras góticas,
orlas de ojivas y motivos arquitectónicos góticos. Algunos carteles incluso, destinados a los lugares más llamativos, se coloreaban a mano. Empiezan a aparecer los primeros dibujos con los retratos de las principales figuras del toreo, como Lagartijo, Cara-Ancha y Mazzantini. También empiezan a intervenir en el diseño de carteles taurinos, especialmente los destinados a corridas benéficas, artistas de prestigio, como Sorolla o Benlliure. Ya en el siglo XX, artistas de renombre como Pablo Picasso, Calderón Jácome o Rafael Alberti o, en la actualidad, Miquel Barceló, han elaborado composiciones para los carteles taurinos.